Cuando pensamos en Tijuana, probablemente una explosión de sabores y colores venga a la mente. Tacos, mariscos, y esa peculiar mezcla de culturas que hace a esta ciudad tan fascinante. Pero hay otro aspecto, quizás menos sabroso pero igual de crucial: los nutriólogos de Tijuana. Estas personas no solo cuentan macros y calorías, están transformando vidas. Y, créeme, en el mundo de la nutrición, más vale maña que fuerza.
Con mi primo Joaquín, por ejemplo, un devoto amante de los tacos de pescado, que solía llamarlos “frutas del mar”. Un día, decidió visitar a una nutrióloga porque su camisa favorita ya no cerraba. “Mira, Joaquín, queremos que sigas disfrutando de tus tacos, pero equilibremos la balanza”, le dijo Carla, la nutrióloga. Y ahí comenzó su viaje lleno de altibajos, mucha quinoa y algún que otro regreso furtivo a sus amados tacos.
Lo impresionante es cómo los nutriólogos aquí entienden que la comida es cultura, familia y reunión. No se trata de ser aguafiestas en la taquiza del domingo. “Quítale aquí, ponle allá, disfruta al máximo”, parece ser su lema. La flexibilidad es clave. No todo es hoja verde y pechuga a la plancha. Buscan opciones que realmente se adapten a lo que cada ciudadano requiere. Tijuana es diversa, y así también sus necesidades nutricionales.
El enfoque no es restringir, sino guiar. Y sí, claro, a veces puede ser un poco confuso, ¿quién diría que la chía tenía tanto qué decir? Pero ahí están, listos para aclarar dudas y desenredar cualquier confusión que tengas.
Además, comunidades de todo tipo acuden a ellos. Desde jóvenes deportistas queriendo romper récords hasta abuelos que desean mantener su energía cada domingo de convivencia familiar. Increíblemente, todos encuentran su lugar en esta ciudad.
A veces, es tan espectacular lo que hacen, que llegamos a bromear. En una cena, alguien comentó: “Con tanta salud, ya ni nos reconocemos en el espejo”. Y es cierto, en muchos sentidos. La salud, al final, también refleja un estilo de vida que aboga por el bienestar sin resignar placer.
Así que la próxima vez que estés en Tijuana, piensa más allá de los sabores. Tal vez ahí, entre un plato de ceviche y otro, encuentres a esos expertos que cambian tu forma de ver la vida. Así de simple, así de Tijuana.
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